Amor, paciencia, resistencia, y va’yeitzei
Dios estaba en este lugar y yo no lo sabía.
Cuando nos encontramos con Jacob en la parashá de esta semana, él está huyendo.
Su madre, Rebeca, le ha dicho que huya de la ira de Esaú por haberle robado su bendición y su primogenitura.
Jacob tiene un destino real (la casa de su tío Labán).
Pero él está sin dirección.
En el desierto, se acuesta a dormir por la noche, coloca una piedra debajo de su cabeza como almohada y sueña.
En su sueño, hay una escalera de pie en el suelo con ángeles que ascienden y descienden.
וַֽיַּחֲלֹ֗ם וְהִנֵּ֤ה סֻלָּם֙ מֻצָּ֣ב אַ֔רְצָה וְרֹאשׁ֖וֹ מַגִּ֣יעַ הַשָּׁמָ֑יְמָה וְהִנֵּה֙ מַלְאֲכֵ֣י אֱלֹהִ֔ים עֹלִ֥ים וְיֹרְדִ֖ים בּֽוֹ׃/Va’yajalom v’jiney sulam mutzav artzah, v’rosho magui’ah ja-shamaymah v’jiney malajey elojim olim v’yordim bo (Gen.28:12).
Dios está junto a él (וְהִנֵּ֨ה יְהֹוָ֜ה נִצָּ֣ב עָלָיו֮/v'hiney YHVH nitzav alav) y le habla en el sueño diciendo: La tierra en la que estás acostado será para ti y los que vienen despues, que serán numerosos como el polvo de la tierra.
Y yo te protegeré y te traeré de vuelta aquí.
Jacob se despierta y dice: Ciertamente Dios está presente en este lugar y yo no lo sabía:
אָכֵן֙ יֵ֣שׁ יְהֹוָ֔ה בַּמָּק֖וֹם הַזֶּ֑ה וְאָנֹכִ֖י לֹ֥א יָדָֽעְתִּי׃/Ajeyn yesh YHVH ba’makom haze, v’anoji lo yadati. (Gen.28:16)
“Conmocionado, dijo: ‘¡Qué asombroso es este lugar! Esta no es otra cosa que la morada de Dios, y esa es la puerta de entrada al cielo:’”
וַיִּירָא֙ וַיֹּאמַ֔ר מַה־נּוֹרָ֖א הַמָּק֣וֹם הַזֶּ֑ה אֵ֣ין זֶ֗ה כִּ֚י אִם־בֵּ֣ית אֱלֹהִ֔ים וְזֶ֖ה שַׁ֥עַר הַשָּׁמָֽיִם׃/
va’yira va’yomar ma nora hamakom haze, eyn zeh ki im beit elojim v’zeh sha’ar ha’shamayim. (Gen.28:17)
Pero antes de que Jacob pueda regresar a la tierra prometida por Dios, emprende un viaje muy largo, de mucho tiempo.
Durante este tiempo, es engañado para casarse, y para una servidumbre que dura décadas; en lugar de casarse con la que ama, Raquel, Labán le da a Lea.
Aunque la Torá no lo dice, podemos imaginar que sufre mucho mientras espera casarse con Raquel.
Sin embargo, el amor de Jacob le da la paciencia para pasar, primero siete años, luego otros siete años.
Parece cruel. Nadie debería tener que sufrir de esa manera.
Sin embargo, al final, a cambio de su arduo trabajo de pastoreo, es recompensado con una gran riqueza.
La parashá termina con Jacob huyendo nuevamente, esta vez con sus esposas e hijos, lejos de la casa de su tío.
¿No es interesante que la parashá comience y termine con Jacob huyendo, y siempre rodeado de ángeles?
Después de finalmente hacer las paces con Labán en el camino, Jacob “se fue y los ángeles de Dios lo encontraron. Cuando los vio, Jacob dijo: "Este es el campamento de Dios, por lo que llamó a ese lugar Majanaim (dos campamentos).”
וְיַעֲקֹ֖ב הָלַ֣ךְ לְדַרְכּ֑וֹ וַיִּפְגְּעוּ־ב֖וֹ מַלְאֲכֵ֥י אֱלֹהִֽים׃/v’ya’akov halaj l’darko, va’yifgue’u vo malajey elojim
וַיֹּ֤אמֶר יַעֲקֹב֙ כַּאֲשֶׁ֣ר רָאָ֔ם/va'yomer yaakov ka'asher ra'am
מַחֲנֵ֥ה אֱלֹהִ֖ים זֶ֑ה/majaney elohim ze
וַיִּקְרָ֛א שֵֽׁם־הַמָּק֥וֹם הַה֖וּא מַֽחֲנָֽיִם/va'yikra shem ha'makom ha'hu majana'yim
Estas palabras se usan en nuestra liturgia como parte de nuestra “Oración itinerante.”
Los campamentos de Dios son una multiplicidad de santos, ilustrados a través de los ángeles de Dios.
Es interesante que puedas estar en un lugar y no saber que es sagrado.
Nos olvidamos de que la santidad está a nuestro alrededor.
Incluso cuando estamos desconectados de él, la santidad está ahí.
El hecho es que todo lugar es sagrado.
La escalera de pie firmemente en el suelo en el sueño de Jacob, con sus ángeles bajando al suelo y ascendiendo a los cielos, representa nuestra conexión con la santidad cuando sentimos que estamos "hasta aquí abajo,” y el cielo es "hasta todo el camino hasta allí.”
La rabina Shefa Gold, en su libro Torah Journeys, dice que la escalera es nada menos que el cuerpo humano; un canal entre la Tierra y el Cielo.
Estamos conectados incluso cuando no nos damos cuenta, y podemos acceder a esa santidad, si tan solo la supiéramos, si tan solo fuéramos conscientes de ella.
Dios no “mora” en ningún lugar en particular, un “makom”, como en יֵ֣שׁ יְהֹוָ֔ה בַּמָּק֖וֹם הַזֶּ֑ה/yesh YHVH ba'makom jazeh/Dios está en este lugar (Gen.28:16 otra vez); la implicación es que la santidad es accesible desde dondequiera que estemos.
Makom/מָּק֖וֹם incluso se usa a veces como una de las palabras para Dios.
Finalmente, al huir, Jacob está huyendo, no solo de un hermano que le quiere matar, hasta de sí mismo; se está alejando, tratando desesperadamente de escapar de una situación en la que participó en la creación, pero es siempre la misma persona.
En su (quizás) estado de terror ante lo desconocido, descubre que no está solo. Escucha las palabras de Dios de promesa y consuelo, y siente el amor de Dios por él.
Tal vez sea la presencia reconfortante y el amor de Dios lo que le da a Jacob la paciencia para soportar este tiempo dificil en su vida.
Con qué frecuencia nos tratamos de escaparnos de nosotros mismos, sólo para descubrir que, ahí estamos de nuevo: la misma persona de siempre en un lugar diferente.
La fuerza y la paciencia para soportar cualquier situación difícil proviene del amor de quienes nos rodean, que en sí mismo es santo.
También puede provenir de la conexión con el suelo sagrado bajo nuestros pies, la tierra misma.
Si podemos detenernos, cerrar los ojos como lo hizo Jacob, abrirnos a la santidad debajo de nuestros pies y encima de nuestras cabezas, y permitir que quienes nos rodean nos apoyen con su amor, podremos atravesar el viaje.
Dios no promete que el viaje será fácil. Él solo promete estar allí con Jacob en el camino.
Eso es todo lo que cualquiera de nosotros puede esperar y orar.
Que todos nos sintamos acompañados mientras caminemos a través del camino desafiante y santo llamado vida, y que seamos abiertos al santo amor.